Luego de meditar en el concepto básico del ministerio pastoral a través de varios textos bíblicos, hemos notado la posición exclusiva de gobierno con la que Cristo inviste a los pastores que Él ha llamado legítimamente y que ha colocado en determiandas iglesias locales. Pero aún hay más mientras exploramos un concepto correcto acerca del pastorado bíblico...
El Enfoque Primario del ministerio pastoral
Entonces es claro que los pastores deben gobernar la iglesia. Pero ¿Cómo deben hacerlo? Quizá ha quedado por sentado que es conforme a las Palabras de Dios en la Biblia. Esa es la respuesta general, pero necesitamos seguir preguntándonos de forma específica –¿Cómo deben hacerlo?
Esta pregunta tiene bastantes formas sencillas de ser respondida. Con un amplio repertorio bíblico. Pero en esta ocasión, me gustaría matar dos pájaros de un solo tiro (o defenderlos, si es usted demasiado ambientalista).[1]
La respuesta bíblica que elegí al cómo deben gobernar o pastorear me servirá también para aventurarme a aclarar un malentendido referente a la distinción de los títulos pastor, anciano y obispo
Un error bastante común en las iglesias locales con un liderazgo plural es considerar a uno o varios como pastores y a otros como ancianos. Suelen entender que solamente quien está dedicado de tiempo completo o que tiene sus ingresos de la iglesia es un pastor, mientras que otros líderes que no están de tiempo completo2 o que tienen trabajos seculares pueden ser llamados ancianos. La raro con este problema es que estas iglesias pueden entender que se trata de la misma función (gobernantes), pero tratan de bajar el nivel de responsabilidad u obligación de otros pastores llamándoles con el título ancianos. Esto a pesar de que 1 Timoteo 5:17 nos presenta a ancianos que están de tiempo completo y reciben su sueldo de la iglesia local. De hecho, ningún verdadero pastor legítimamente llamado servirá en el ministerio de tiempo parcial. Siempre ha de poner el alma en ello.
La diferencia entre pastor y anciano es la misma que entre cara y rostro. Son sinónimos junto al término obispo y se refieren al ministerio pastoral. No podemos ignorar que son términos diferentes, aunque indican el mismo oficio. La Biblia nos muestra el uso intercambiable de estos términos en 1 Pedro 5:1-2 donde se dirige a los ancianos que pastoreancuidando o velando (éste último verbo proviene del término griego traducido obispo [lit. obispeando]). También en su despedida en Mileto relatada en Hechos 20:17 y Hechos 20:28, Pablo manda llamar a los ancianos a continuar pastoreando la congregación en la que el Espíritu Santo los ha hecho obispos. ¿Lo ve? Un pastor puede ser llamado anciano u obispo de igual manera. Tal como la cara puede ser llamada rostro.
Desde luego que cada palabra que señala al ministerio pastoral tiene distinta connotación en cierta área de este. Esto nos lleva por fin a la respuesta sobre la forma en la que los pastores gobiernan la iglesia.
Un pastor es llamado pastor porque pastorea. Simple ¿No? La idea es que éste ha sido comisionado por Dios para alimentar a Sus ovejas con Su Palabra (Deuteronomio 8:3). De modo que ejerce el gobierno transmitiendo públicamente al rebaño las necesarias Palabras de Dios para ser obedecidas: la predicación expositiva.
Un pastor es llamado anciano porque aconseja. La figura de alguien con cabello blanco sugiere sabiduría y confianza para solicitar consejo para la vida. Por supuesto, hay personas canosas que no son sabias; este título entonces no es ganado por edad, es otorgado por la sabiduría. Pero la sabiduría que de Dios procede en Su Palabra (Salmo 119:97-98). Así, un pastor gobierna proveyendo el consejo necesario a las personas en necesidad de forma personal: el ministerio de la consejería bíblica.
Por último, un pastor es llamado obispo porque vigila. Este término enfatiza la capacidad del pastor para supervisar y proteger al rebaño del error doctrinal al que están expuestos por el mundo y los falsos maestros que buscan hacer proselitismo fuera o dentro de la iglesia local (1 Pedro 3:15; Judas 1:3). De esta manera, el pastor gobierna preservando el buen orden de la fe cristiana entre la membresía y visita de la iglesia local ya sea denunciando el error de forma pública o privada según el caso: el cuidado pastoral con la apologética (defensa de la fe).
Desde luego, no existe un pastor que pueda aconsejar, pero no predicar; que pueda presentar defender al rebaño de los falsos maestros, pero no aconsejar a las ovejas. Todo pastor verdaderamente llamado al ministerio debe ser capaz de predicar y enseñar, de aconsejar y de presentar defensa efectiva de la fe ortodoxa.
[1] Por cierto, ningún animal fue lastimado durante la redacción de este artículo.
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